VIVO NERVIOSA
LA VIDA CON ANSIEDAD
“Me costó mucho dormir, me la pasé dando vueltas en la cama. Cuando por fin me dormí, tuve pesadillas. Me despierto con dolor de panza pensando en lo que me espera hoy. Tengo que ir a una reunión de trabajo y de sólo pensarlo ya me da retorcijones.
Me levanto de mal humor, el desayuno me cae mal, voy al trabajo pensando en lo que voy a decir en la reunión, en que no me van a salir las palabras, en que no voy a saber cómo empezar a hablar… El dolor de panza es cada vez más fuerte, no puedo dejar de pensar en esa reunión y en lo que van a pensar de mí cuando me ponga colorada y empiece a tartamudear. Mi cabeza no para, siento que va a explotar. Llegando al trabajo me empieza a doler la garganta, como si alguien me apretara con toda su fuerza. La pata de un elefante se posó sobre mi pecho y no puedo respirar. Todo me da vueltas alrededor, tengo ganas de llorar. Si pudiera, desaparecería, me iría corriendo y no volvería más…”
La ansiedad puede ser más o menos así. A mí me pasaba muy parecido.
Es como tener una radio encendida en la cabeza todo el tiempo y no poder apagarla. Una radio que sólo da malas noticias, obviamente.
¿Qué es la ansiedad? es una emoción humana NORMAL, caracterizada por miedo, preocupación, incertidumbre… sí, es normal, siempre y cuando aparezca de vez en cuando y no interfiera en nuestro día a día.
Cuando sufrimos de ansiedad generalizada, estos pensamientos parecen no ceder. Pensamientos catastróficos y negativos que inundan nuestra mente haciéndonos sentir cada vez peor.
Todo esto hace que estemos constantemente al límite, sentimos como si no pudiéramos manejar nuestra propia cabeza. Podemos llegar a sentir que nos estamos volviendo locas, claro… si es nuestra cabeza la que tiene el poder sobre nosotras en ese momento, no podemos controlar nada.
No, no podemos. Y no está mal que no podamos. No se trata de controlar lo que pensamos o de dejar de pensar mágicamente en eso que ocupa todo (o mucho de) nuestro tiempo y nuestra energía. Intentar no pensar en algo sólo hace que pensemos más en eso.
Fijáte, hagamos un pequeño experimento: ahora vas a cerrar los ojos, tomar unas respiraciones profundas y lentas, no muchas, 3 o 4 están bien. Te vas a relajar, vas a dejar que tu cabeza vaya por donde sea PERO… NO VAS A PENSAR EN BANANAS. Podés pensar en todo lo que quieras, el objetivo no es que no tengas ningún pensamiento, tu cabeza puede vagar libre por donde quiera. Lo ÚNICO en lo que no podés pensar es en BANANAS.
Intentá hacerlo por un par de minutos, podés poner una alarma si querés, luego me contás cómo te fue.
Y si pensaste en bananas.
No podemos luchar con nuestros pensamientos, es decir, sí podemos, podríamos, pero nos hace muy mal. La ansiedad es un poco eso, tratar de controlar nuestra cabeza pensando más, debatiendo racionalmente con nosotras mismas, sobre pensando…
Justo lo que no deberíamos hacer. Ojo, no tomes esto como una reprimenda, a todos nos pasa o nos pasó alguna vez, especialmente a las que tuvimos ansiedad.
Luchar contra todos esos pensamientos que nos generan ansiedad es como alimentarlos: cada vez los hacemos más grandes.
Entonces, ¿qué hacemos? Lo mejor que podemos hacer es intentar conectarnos con el MOMENTO PRESENTE.
Cuando estamos presas de la ansiedad, no estamos en el presente. Probablemente estemos en el futuro, pero en un futuro que sólo está en nuestra cabeza, en alguno de los mil escenarios posibles que nos presenta nuestra cabeza. Estamos lejos, muy lejos de acá, a kilómetros de distancia.
¿Cómo volvemos? Hay muchas maneras, sería ideal que cada una encontrara la suya o las suyas. Técnicas de respiración, mindfulness, meditación, son algunas de las prácticas que nos pueden ayudar.
Pero hay otras, más “accesibles” por decirlo de alguna manera, que podemos tener más cerquita, al alcance de la mano, para esos momentos en que la ansiedad nos invade y no nos deja respirar.
Te cuento algunas de las que me sirven a mí:
- Tener una piedra en el bolsillo (puede ser cualquier otro objeto pequeño). Cuando vivo una situación que me genera ansiedad, no tengo más que meter la mano en el bolsillo y empezar a tocarla. Sentir su superficie, su temperatura, empezar a describirla mentalmente e imaginarme cómo se ve, me concentro de tal manera en esa piedra que los pensamientos se empiezan a ir solos
- Respirar de manera consciente. Respirar profundamente tiene un efecto calmante. Una respiración bastante sencilla es la respiración en rectángulo, que consiste en inhalar por la nariz en 4 segundos, exhalar por la boca con los labios fruncidos en 6 segundos, inhalar en 4 segundos, exhalar en 6 segundos y así. Esta forma de respirar va a calmar el ritmo cardíaco y va a hacer que tu atención se despegue de esos pensamientos irracionales que te generan malestar.
- Tararear una canción que te calme. Esto va a darle un respiro a tu cabeza. Podés hacerte una lista de las canciones que te dan tranquilidad y comenzar a tararearlas en momentos que te generan ansiedad, también podés escucharlas en momentos en que sientas que pueda aparecer la ansiedad
Si bien estas cosas no van a curarte de la ansiedad, sí pueden ayudarte a calmar tu mente en una situación estresante. En esas situaciones es importante tener presentes y a mano herramientas fáciles y eficaces para poder salir de ese círculo vicioso lo antes posible.
Entonces, intentar conectar con el momento presente es un poco eso. Anclar nuestros pensamientos y nuestro ser en el aquí y en el ahora, traerlo de todos esos escenarios hipotéticos que nos generan malestar, tranquilizarlo...
Mientras escribo, mi hijo está viendo su rato permitido de dibujitos animados. Está mirando Star Wars: la guerra de los clones, en este momento su favorito. Al comienzo del capítulo siempre dicen alguna frase que suele ser interesante. En el capítulo de hoy, dicen algo que me pareció perfecto para coronar este escrito, una frase que creo que está relacionada a lo que venimos hablando, la frase es: “no temas por el futuro ni llores por el pasado”, ¿qué es eso sino habitar el momento presente?
Lic. Valeria Aquino
@holistica.psico
DISCLAIMER: Si sentís que la ansiedad te supera y te genera un malestar muy difícil de tolerar, pedí ayuda profesional. No tenés por qué poder con todo vos sola.